Fantástikamente perchas

Desde hace varias semanas vengo postergando un post dedicado a mis amigas. No por falta de inspiración, sino porque al igual que las pocas publicaciones personales que he escrito, me toma mucho tiempo elaborar un texto que defina con precisión todo lo que siento. Esta vez, mi ayuda mágica vino auspiciada por Huggies, que con su particular tinte emocional en cada comercial, me hizo recordar la cantidad de años que mis amigas han pasado conmigo. Por eso cuando se acabaron los dos minutos y medio de casi llanto que me generó el spot, me pregunté cuántas veces la vida por sí sola se encarga de colocar personas en nuestro camino y sin importar el tiempo que permanecieron con nosotros, vamos coleccionando enseñanzas de cada una de las experiencias que con ellas compartimos. En honor a esa sabiduría que adquirimos de la gente que nos rodea, hoy les quiero dar gracias a mis amigas porque si no fuera por la diversidad de personalidades, opiniones y temperamentos que existen entre nosotros, sencillamente no seríamos la amalgama perfecta que juntas logramos. Y si bien algunas veces solemos fallarnos, al final siempre encontramos la forma de reconciliarnos a nuestra propia manera. Después de todo, si el futuro que nos espera es ser fantástikamente perchas, deberemos aprender -además de preparar té para tomar todos los días religiosamente a las 17h00 cual veteranas- a aceptarnos tal como somos, sin cambiarnos ni exigirnos nada excepto más comprensión y empatía. De lo contrario, sólo terminaremos siendo fantástikamente rudas. 

Las quiero
Ustedes saben quiénes son

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